2005

A dune ( una tienda de muebles y decoración) se accedía por una doble puerta de cristal; justo en medio, había un asidero de madera recubierto de cuero que esperaba paciente a que alguien decidiera presentarse y que el maestro artesano Felipe Prieto fabricó utilizando como motivo geométrico el logotipo de la empresa.

Aquella mañana irrumpió una pareja muy singular: Paco Casariego acompañado de su esposa.

Después de aquella conversación, más de una docena de cuadros de Nigro permanecieron expuestos en dune durante años, hasta que el negocio cerró, como tantos otros, por la crisis...

Las visitas que recibí de Paco durante esos años en los que permaneció su obra, tan cotidiana entonces para mis ojos, son tesoros que guardo con especial cuidado y consideración.

Como si de un ritual se tratase, empujaba con fuerza la puerta, levantaba el brazo y agitando efusivo su bastón-paraguas* gritaba; gritaba como si fuera lo último que tubiera que decir al mundo de su existencia, de su vida: 

Qué, Eva, te habías creído que ya me había muerto eh????

Y yo le miraba contenta, me hacía reir y sonreir; con Paco era un no parar, humor negro del fino, finísimo, estaba asegurado.

Radical, surrealista, punk; así era Nigro.

Luego conversábamos de lo que fuera, el tema era lo de menos.

Nos dejó con 90 años, en el 2010.

Los que le conocimos seguiremos su ejemplo: agitaremos el bastón-paraguas y no dejaremos de hacerlo aunque vengan tormentas, llueva, diluvie o truene (que para eso es un bastón-paraguas).

Llueve... llueve sin parar... pero después de llover, escampará... Y el brazo lo vamos a levantar y a agitar hasta que el último aliento nos lo impida.

 (*) el bastón-paraguas es un artefacto que inventó y fabricó Nigro a partir de un paraguas negro al que añadió un taco de caucho en la contera, muy útil para utilizar (si así se requería) como bastón.