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Asturias Mundial

15/11/2018
El secreto de John: un laberinto de posibilidades
John Hejduk


 

 

 

 

 

 

 

 

John Hejduk sostenía que los secretos de la imagen y la poesía habitan en nuestra interioridad.

 

Nuestros secretos permanecen velados para protegerse y reproducirse de un modo instintivo, siguiendo un mecanismo similar a la conservación y la reproducción sexual de la especie.

Ese conjunto oculto puede fabricar intuiciones que desembocan en otros secretos: señales que necesitan/necesitamos sean asimiladas, traducidas, desveladas de un cuerpo a otro, de un espacio a otro, de un tiempo a otro...

 

El rito oculta y manifiesta el secreto, la imagen, la poesía, la sexualidad.... en un intento (frustrado) de superar la distinción básica de lo interno y lo externo; buscando desesperadamente liberarnos, buscando la comunicación, la forma: el lenguaje.

 

En muchas tribus donde se practican ritos iniciáticos relativos al coito, la fecundación, los órganos sexuales... no pueden ser considerados como una simple réplica de la vida sexual sino, en el sentido más profundo, como una repetición insistente del secreto, con la que se piensa, no en el acto en si mismo, sino en aquello que lo provoca: el deseo.

 

 

 

"La modernidad tardía produce aceleradamente toda clase de imágenes, pero no está claro que sea capaz de representarse a sí misma en alguna forma merecedora de atención. Esto último les ha ocurrido, desde luego, a todas las épocas, aunque todavía está por ver cuál es el modo peculiar en que nuestro tiempo se equivoca sobre sí mismo. Que lo hace produciendo un aburrimiento inenarrable no ofrece ninguna duda, si bien este rasgo necesita ser completado por otros, hoy por hoy desconocidos o sólo insinuados. Los textos que se recogen en este libro se escribieron, en su mayor parte, en un período de los que suelen denominarse «crisis» y tienen en común el mirar a la propia época con simpatía más bien escasa, pero, sobre todo, el no aceptar como objeto de deseo ninguna clase de pasado ni de futuro, posibilidades ambas poco atractivas si uno está convencido de que todos los tiempos son malos y de que lo malo es precisamente el tiempo. Quien teorice sobre la modernidad tardía debe saber que llega tarde al espectáculo y que se va a perder la mayor parte de lo que podría haber visto, aunque la buena teoría no se funda, de ninguna manera, en verlo todo, sino más bien en acertar con lo que no ha de verse. Si cupiera descubrir el verdadero secreto de la época presente, tal hallazgo exigiría emborronar la mayor parte de los objetos consabidos de visión, porque en los tiempos tardíos (y quizá también en los demás) la verdad no está en la luz, sino en la sombra."

 

Sin imagen del tiempo. Ensayos, apuntes e interferencias.

Antonio Valdecantos


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